Descripción

Este blog ha sido creado para mostrar al mundo la vida y obra de autores argentinos sin importar si son conocidos o no, infantiles o adultos, etc, sino, para mostrar el verdadero talento literario argentino.

20.6.11

Poldy Bird

Nacida en Paraná, provincia de Entre Ríos, lleva el mismo nombre de su madre. Su padre fue Enrique Bird Mosconi (sobrino del General Mosconi). Cuando tenía 45 días de edad su familia se mudó a Buenos Aires. Quedó huérfana de madre a los 8 años, ella lo cuenta así:

 
 
 
 
"Dicen que mi mamá corrió el tren y que se fue para abajo y golpeó con la cabeza en el andén. No sé si murió por el golpe o por el tren. Al día siguiente nos dijeron: "Mamita se fue al cielo". Y yo me enojé un montón. Dije: "¿Cómo hace eso si tiene tres hijas que la están esperando?". No la vi muerta. ¿Querés que te diga? Agradezco. Yo no me la acuerdo a mi mamá muerta. Después de eso nunca más nadie me arropó, ni... Ni ninguna de todas esas cosas. Mi mamá también era huérfana: mi abuela había muerto en un accidente de auto cuando mi mamá tenía 11 años."
Con 16 años publicó un poema en el diario La Prensa, y otras colaboraciones en revistas como Maribel o Vosotras. Se casó con Martín Renaud, a quien había conocido a los 17 años, y a los 20 tuvo su primera hija, Verónica. Allí comenzó a escribir la obra que la hiciera famosa, su libro Cuentos para Verónica se editó en 1969, y se convirtió en un éxito. En 1971 publicó Cuentos para leer sin rímmel. Entre estos dos libros se vendieron, a los largo de los años y las sucesivas ediciones, aproximadamente 3.600.000 ejemplares.
En 1975 dejó de trabajar como directora de la revista Vosotras y se dedicó junto a su marido a la creación de una editorial. Así nacería Orión, donde se publicaron sus libros y también otros escritores conocidos como Katherine Mansfield, Arnaldo Rascovsky, Antonio di Benedetto y Silvina Ocampo. En 1977 su marido fallece de un infarto.
En 1980 el cuento "Mamá de niebla" fue llevado al cine con el título "Días de ilusión", dirigida por Fernando Ayala y protagonizada por Andrea del Boca.
Continúa escribiendo libros y colaboraciones en varios medios gráficos. En el año 2001 cierra la editorial debido a la crisis económica. El 25 de octubre de 2008 fallece su hija, Verónica Renaud, de un ataque cerebral.
Aquí les dejo uno de sus maravillosos poemas:

Pasarán cosas...

Ha empezado otro año...
Como un cuaderno nuevo está ante mí, y me acuerdo de cuando era chica, iba a la escuela y me apuraba para terminar el viejo cuaderno y así comenzar el otro.  En las últimas páginas hacía letra grande, enormes dibujos apresurados.  Pegaba dos hojas con engrudo de fabricación casera: agua y harina en la cocina.
 
Los cuadernos nuevos se empiezan con letra pequeña, pareja, prolija, cuidada...
Igual que los años.
Igual que éste.
¿Borrón y cuenta nueva?
No, no, sin borrón.

Y sumando a la cuenta nueva las otras cuentas que antes nos sirvieron.
Porque no todo está para el olvido.
Porque no todo fue para dejarlo atrás, disimulado entre las hierbas secas del otoño.
Pasaron cosas. 
Nos pasaron cosas. 
Crecimos un poquito, un poquito así, pero crecimos.
Llorar hace crecer, es esa lluviecita de uvas de cristal sobre el techo de chapa de nuestro corazón.  Pica, repica, musiquea, despierta.
 
Nadie es el mismo después de haber llorado.
Reír hace crecer.
También reímos.
Algunas veces, quizá podemos contarlas con los dedos de una mano...  ¡Y cómo une la risa!: dos que se rieron juntos, a carcajadas limpia, no se desatan nunca en el recuerdo.
 
Yo tengo siete chistes favoritos, y me acuerdo de quiénes fueron las siete personas que me los contaron.
En cambio, no me acuerdo de todas las que me hicieron llorar o compartieron mis angustias.
No creas que se trata de mala memoria... me parece que es puro instinto de conservación.
Fíjate que la gente le huye a la tragedia.

En algún tiempo me daba mucha rabia, pero ahora lo entiendo y no la juzgo mal.
Una amiga de la infancia, que quiero profundamente, todavía no habló conmigo desde que murió mi compañero.  Y si yo no la llamo no es porque no tenga ganas de hacerlo ni porque piense que es a ella a quien le corresponde llamarme... sino simplemente porque me da miedo que se sienta mal...
 
A ella le digo: si leés esto, no busques entre líneas... te quiero mucho, me gustaría que estuvieras cerca.  No temas, no estoy desahuciada, no contagio las penas, las tengo dentro de mí, tan escondidas que para hallarlas tendrías que escarbar demasiado.
 
Y, además, a los muertos queridos no los recuerdo muertos, los recuerdo con su olor a perfume y su camisa favorita, con la música que les gustaba, con las anécdotas que los muestran en su mejor momento.  No hablaremos de heridas ni agonías ni hablaremos de nieblas o tormentas... no, ¿sabes qué haremos?... terminaremos la charla aquella que empezamos una tarde en un café de la calle Córdoba... o la seguiremos, porque las charlas entre amigas no se terminan nunca, son siempre una continuación de la anterior, que fue una continuación de la anterior... y así, siempre, siempre, hayan pasado días, meses, años.
 
Trabajar, hace crecer.
Y me ha dado un poco de trabajo trabajar.
Porque mi trabajo es solitario, callado, sin jefes que me obliguen a hacerlo, sin un horario que cumplir.
Se trata de transformarme en médium y sentir lo que todos sienten a mi alrededor... e interpretarlo con palabras escritas que traduzcan exactamente eso que siento, eso que sentís, eso que sienten otros.
 
Admirar hace crecer.

Es tan larga la lista de la gente que admiro, que te cansaría leerla.  Pero en esos nombres seguramente nos reconoceremos, hermanadas, vos y yo. Violeta Parra, Mozart Mick Jagger, Horacio Molina, Paganini, Cortázar, Woody Allen, Silvio Rodriguez. Beethoven, Raúl Porcheto, Chopin, Alejo Carpentier, Fellini, la hermana Teresa, Silvina Ocampo, Bergman, Ricardo Montener, siempre mi Felisberto Hernández que releo, los hermanos Marx, Olga Orozco, Humphrey Bogart reviviendo cada vez que pasan "Casablanca" por televisión (ojalá que no dejen de pasarla nunca).
 
Al admirar abrimos una ventaníta del alma que, a veces, está cerrada con candado.  Al abrirla, nos abrimos. Dejamos que eche a volar un pájaro cautivo y que entre el aire con olor a magnolías y a flores de tilo, ese olor que es olor a verano y a plaza  (Cuando era chica llevaba botellitas a la plaza, las movía, dando vueltas, y luego las tapaba, creyendo que en ellas podían guardarse los olores.  Tal vez sí.  Nunca las encontré, después, nunca tuve oportunidad de destaparlas...
 
Agradecer es crecer.
Amar es crecer.
Crear es crecer.
Ha empezado otro año.
Cuadernito nuevo.
Cuadernito de hojas inmaculadas, todavía en blanco.
Cuadernito que en la tapa dice Poldy.
Solamente que yo podré escribir en él los días que vendrán.
 

Poldy Bird

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